Os contarían que lo cuidábamos y regábamos todos los días.
Observábamos el efecto de nuestros cuidados con el paso del tiempo y
algunos de nosotros pudimos ver las flores y las vainas de los
guisantes. Unos pocos privilegiados los probaron antes de las
vacaciones.
Pues bien, no estábamos muy seguras de que las plantas
sobrevivieran al calor y le dejamos al señor Paco, nuestro conserje,
el encargo de cuidarlas y regarlas de vez en cuando.
Totalmente sorprendidos hemos estado la primera semana del nuevo curso con la altura de los girasoles: cerca de 3 metros.
Pues si era poca la satisfacción que teníamos las maestras con esta experiencia, hoy nos hemos llevado una gran alegría al ver las flores de los girasoles ¡dentro de poco comemos pipas!